miércoles, 16 de octubre de 2013

En medio del blanco, y el negro


Los procedimientos sociales hicieron que las personas se guiaran por un colectivismo falso. "Anda no más, no pasa nada", pronunció Jeil, al darse cuenta de que su amigo Lile no quería acudir al Mar Negro en que las nubes plomas se habían apoderado de una cierta parte de la especie, la que creía que dominaba el mundo solo porque tenía tecnología.

Cuando aquél mar se abrió en dos, volvieron a nacer 1800 millones de seres , los que avanzaron durante una milésima de segundo. "Lávate las manos en aquél espacio donde hay agua", recomendó Jeil a Lile, quien sentía que debía ir más lejos que todo lo que había observado.

- ¿Qué, tú dices? - sentenció Lile al verse desnudo en los brazos de su madre, la que jamás vio lo que no quería ver.

- ¿Qué, tú sentencias? - escupió Jeil cuando se dio cuenta de que una nube oscura estaba cerrando la ventana que había llevado a todos a lo de siempre: la imperfección constitucional.

- Claro, porque no sabes dónde estás parada, y si sigues así, siempre sufrirás - sentenció Lile, mientras su tercera mente alumbraba el lugar en el que se encontraban.
- ...
- Es la verdad, tienes que ir más allá para no ser como la mayoría. Además, tú sabes qué es lo que debes hacer para ser realmente feliz.
- ...

Mientras Lile fruncía el ceño, Jeil se sumergió en su vigésimo paraíso mental, para encontrar respuestas, y salidas a interrogantes difíciles de responder en pocos minutos. El problema era que Jeil estaba acostumbrada a pensar en sus problemas durante unos cuantos segundos para luego seguir con la actitud pueril que siempre había tenido.

- ¡Ahhh, ahhh, las vueltas, las vueltas! - confirmó su actitud Jeil, mientras Lile navegaba en su vigésima octava mente, la que estaba segura de todo lo que sucedía en la realidad consciente.
- Tranquila, es parte de la vida todo esto.

- Sí, pero igual... tengo que arreglar esto, para ir más allá.

- Tú misma lo has dicho, así que HAZLO.
- Ahhh, ahh, trataré.

- Tú puedes porque tienes inteligencia, y eres sensible.

- Ya...

Mientras las emociones de Lile viajaban a 25 kilómetros por hora, las de Jeil lo hacían a 15. Las manos de los dos se tornaron azules y rojas, mientras caminaban despacio, y concentrados en el hecho de que el futuro era de y para ellos. "Aaalaaaa", sentenció Jeil, al darse cuenta de que todo sería difícil en una vida extraña, pero interesante. Lo más importante era que todo se equilibrara de tal forma que la existencia que habían elegido discurriera de un modo calmado, pero responsable. Eran parecidos, y, por esta razón, se ayudaban, a pesar de los abismos emocionales que había entre sus cuerpos jóvenes.

Ella lo abrazó como cuando se "conocieron", y decidieron quererse para siempre. Jeil nunca imaginó que todos sus paraísos mentales se abrirían por el bien de sus emociones, y la sociedad. "Asu, ya, pues", concluyó la noche de soledad en que mientras unos cigarrillos avanzaban en sus manos transparentes, ella analizaba su situación y tomaba decisiones, para llegar a lo que otras personas habían decidido: ser felices de un modo equilibrado, y distinto.
























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