jueves, 17 de octubre de 2013

De mago a mago (mano a mano)


Cuando se vieron, se dieron cuenta de que todo lo que dijeran no sería una novedad, sino frases que definirían una situación clara, para el mago menor. "No creo que me diga algo nuevo", especuló el joven que presentía cascadas, y sentía lagos. Aunque no se parecían, había temas que tenían en común. El recién ascendido a adulto menor a los 20 años estaba aprendiendo que los presentimientos eran el pan de cada día y el hombre de 34 que tenía una familia medianamente funcional sabía que debía hablar con calma sobre el futuro, ya que gracias a él su esposa, sus hijos, y él comían.


"Este chico es muy extraño...le voy a decir cosas que seguramente piensa, pero no las cree del todo", pensó el mago mayor, mientras barajaba las cartas que harían que el mago menor se diera cuenta de que todo lo que pensaba hacía años era verdad.


- Hola, siéntate -preguntó el mago mayor con mucha seriedad, porque presintió con quién se había topado en la vida.

- Hola, ¿qué tal? - respondió y preguntó a la vez el mago menor con un poco de nerviosismo, y de resquemor.

- Bien...¿tú?

- Bien, con calor, no más.

- Ya, corta las cartas en tres.

- Ya.


Mientras separaba las cartas, el mago menor, para no perder la costumbre, separó el mazo de una forma poco usual, para que el mago mayor se impresionara ante la actitudad del joven que presentía lo que sucedía y lo que acontecería en su vida por haber desarrollado sus lados izquierdos del corazón, y cerebro en una especie también consciente, pero sintiente de infinitas maneras, aunque ello fuera visto como algo paradójico por el mago menor, quien buscaba el balance emocional en su vida mediante una cuerda imaginaria que construía cada día desde su mente hacia su proyección mejorada, y pulida, para así dejar su cuerpo secundario en el plano terrestre, en este caso.

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